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COMPETENCIAS BÁSICAS |
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PÚBLICO |
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Contribución de la materia
a la adquisición de las competencias básicas
La mayor parte de los
contenidos de Ciencias de la naturaleza tiene una
incidencia directa en la adquisición de la
competencia en el conocimiento y la interacción con
el mundo físico. Precisamente el mejor conocimiento
del mundo físico requiere el aprendizaje de los
conceptos y procedimientos esenciales de cada una de
las ciencias de la naturaleza y el manejo de las
relaciones entre ellos: de causalidad o de
influencia, cualitativas o cuantitativas, y requiere
asimismo la habilidad para analizar sistemas
complejos, en los que intervienen varios factores.
Pero esta competencia también requiere los
aprendizajes relativos al modo de generar el
conocimiento sobre los fenómenos naturales. Es
necesario para ello lograr la familiarización con el
trabajo científico, para el tratamiento de
situaciones de interés, y con su carácter tentativo
y creativo: desde la discusión acerca del interés de
las situaciones propuestas y el análisis
cualitativo, significativo de las mismas, que ayude
a comprender y a acotar las situaciones planteadas,
pasando por el planteamiento de conjeturas e
inferencias fundamentadas y la elaboración de
estrategias para obtener conclusiones, incluyendo,
en su caso, diseños experimentales, hasta el
análisis de los resultados.
Algunos aspectos de
esta competencia requieren, además, una atención
precisa. Es el caso, por ejemplo, del conocimiento
del propio cuerpo y las relaciones entre los hábitos
y las formas de vida y la salud. También lo son las
implicaciones que la actividad humana y, en
particular, determinados hábitos sociales y la
actividad científica y tecnológica tienen en el
medio ambiente. En este sentido es necesario evitar
caer en actitudes simplistas de exaltación o de
rechazo del papel de la tecnociencia, favoreciendo
el conocimiento de los grandes problemas a los que
se enfrenta hoy la humanidad, la búsqueda de
soluciones para avanzar hacia el logro de un
desarrollo sostenible y la formación básica para
participar, fundamentadamente, en la necesaria toma
de decisiones en torno a los problemas locales y
globales planteados.
La competencia
matemática está íntimamente asociada a los
aprendizajes de las Ciencias de la naturaleza. La
utilización del lenguaje matemático para cuantificar
los fenómenos naturales, para analizar causas y
consecuencias y para expresar datos e ideas sobre la
naturaleza proporciona contextos numerosos y
variados para poner en juego los contenidos
asociados a esta competencia y, con ello, da sentido
a esos aprendizajes. Pero se contribuye desde las
Ciencias de la naturaleza a la competencia
matemática en la medida en que se insista en la
utilización adecuada de las herramientas matemáticas
y en su utilidad, en la oportunidad de su uso y en
la elección precisa de los procedimientos y formas
de expresión acordes con el contexto, con la
precisión requerida y con la finalidad que se
persiga. Por otra parte en el trabajo científico se
presentan a menudo situaciones de resolución de
problemas de formulación y solución más o menos
abiertas, que exigen poner en juego estrategias
asociadas a esta competencia.
El trabajo científico
tiene también formas específicas para la búsqueda,
recogida, selección, procesamiento y presentación de
la información que se utiliza además en muy
diferentes formas: verbal, numérica, simbólica o
gráfica. La incorporación de contenidos relacionados
con todo ello hace posible la contribución de estas
materias al desarrollo de la competencia en el
tratamiento de la información y competencia digital.
Así, favorece la adquisición de esta competencia la
mejora en las destrezas asociadas a la utilización
de recursos frecuentes en las materias como son los
esquemas, mapas conceptuales, etc., así como la
producción y presentación de memorias, textos, etc.
Por otra parte, en la faceta de competencia digital,
también se contribuye a través de la utilización de
las tecnologías de la información y la comunicación
en el aprendizaje de las ciencias para comunicarse,
recabar información, retroalimentarla, simular y
visualizar situaciones, para la obtención y el
tratamiento de datos, etc. Se trata de un recurso
útil en el campo de las ciencias de la naturaleza y
que contribuye a mostrar una visión actualizada de
la actividad científica.
La contribución de
las Ciencias de la naturaleza a la competencia
social y ciudadana está ligada, en primer lugar, al
papel de la ciencia en la preparación de futuros
ciudadanos de una sociedad democrática para su
participación activa en la toma fundamentada de
decisiones; y ello por el papel que juega la
naturaleza social del conocimiento científico. La
alfabetización científica permite la concepción y
tratamiento de problemas de interés, la
consideración de las implicaciones y perspectivas
abiertas por las investigaciones realizadas y la
toma fundamentada de decisiones colectivas en un
ámbito de creciente importancia en el debate social.
En segundo lugar, el
conocimiento de cómo se han producido determinados
debates que han sido esenciales para el avance de la
ciencia, contribuye a entender mejor cuestiones que
son importantes para comprender la evolución de la
sociedad en épocas pasadas y analizar la sociedad
actual. Si bien la historia de la ciencia presenta
sombras que no deben ser ignoradas, lo mejor de la
misma ha contribuido a la libertad del pensamiento y
a la extensión de los derechos humanos. La
alfabetización científica constituye una dimensión
fundamental de la cultura ciudadana, garantía, a su
vez, de aplicación del principio de precaución, que
se apoya en una creciente sensibilidad social frente
a las implicaciones del desarrollo tecnocientífico
que puedan comportar riesgos para las personas o el
medio ambiente.
La contribución de
esta materia a la competencia en comunicación
lingüística se realiza a través de dos vías. Por una
parte, la configuración y la transmisión de las
ideas e informaciones sobre la naturaleza pone en
juego un modo específico de construcción del
discurso, dirigido a argumentar o a hacer explícitas
las relaciones, que solo se logrará adquirir desde
los aprendizajes de estas materias. El cuidado en la
precisión de los términos utilizados, en el
encadenamiento adecuado de las ideas o en la
expresión verbal de las relaciones hará efectiva
esta contribución. Por otra parte, la adquisición de
la terminología específica sobre los seres vivos,
los objetos y los fenómenos naturales hace posible
comunicar adecuadamente una parte muy relevante de
las experiencia humana y comprender suficientemente
lo que otros expresan sobre ella.
Los contenidos
asociados a la forma de construir y transmitir el
conocimiento científico constituyen una oportunidad
para el desarrollo de la competencia para aprender a
aprender. El aprendizaje a lo largo de la vida, en
el caso del conocimiento de la naturaleza, se va
produciendo por la incorporación de informaciones
provenientes en unas ocasiones de la propia
experiencia y en otras de medios escritos o
audiovisuales. La integración de esta información en
la estructura de conocimiento de cada persona se
produce si se tienen adquiridos en primer lugar los
conceptos esenciales ligados a nuestro conocimiento
del mundo natural y, en segundo lugar, los
procedimientos de análisis de causas y consecuencias
que son habituales en las ciencias de la naturaleza,
así como las destrezas ligadas al desarrollo del
carácter tentativo y creativo del trabajo
científico, la integración de conocimientos y
búsqueda de coherencia global, y la auto e
interregulación de los procesos mentales.
El énfasis en la formación de un
espíritu crítico, capaz de cuestionar dogmas y
desafiar prejuicios, permite contribuir al
desarrollo de la autonomía e iniciativa personal. Es
importante, en este sentido, señalar el papel de la
ciencia como potenciadora del espíritu crítico en un
sentido más profundo: la aventura que supone
enfrentarse a problemas abiertos, participar en la
construcción tentativa de soluciones, en definitiva,
la aventura de hacer ciencia. En cuanto a la faceta
de esta competencia relacionada con la habilidad
para iniciar y llevar a cabo proyectos, se podrá
contribuir a través del desarrollo de la capacidad
de analizar situaciones valorando los factores que
han incidido en ellas y las consecuencias que pueden
tener. El pensamiento hipotético propio del quehacer
científico se puede, así, transferir a otras
situaciones.
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